Esto tiene que ser un sueño, no puede ser real. Tal día como hoy, un viernes, hace 16 semanas, sucedía algo maravilloso en mi interior.. Eran poco más de las diez de la noche, y estaba viendo la tele con mi hija en el salón, cuando de repente escuché un sonido que no se me olvidará, como si pincharas un globo con un alfiler.. mi instinto no se equivocó: había roto aguas.
Avisé al papi de que había llegado el momento de conocer a nuestro segundo amor, todos sabíamos que se iba a adelantar pero parece que nunca estás preparado para el gran día. De pronto surgieron los nervios, una alegría inmensa por un lado, por fin iba a suceder, y miedo por otro, ¿cómo se desarrollaría el parto? Explicamos a la peque que su hermanito había decidido llegar esa noche, y que ella tendría que pasarla en casa de los abuelos.. Empezamos a preparar todo, yo quise darme una ducha rápida, y ella se vio solita sin saber qué hacer.. “Pero mami, mejor esta noche no, que estábamos viendo la tele juntas”.. De pronto me encontré temblando, estaba muy nerviosa, y sobre todo me daba mucha penita separarme de mi pequeña..
Todo fue bastante rápido, y afortunadamente, pude tener el parto que deseaba. Un parto natural, sin ayudas, ni epidural ni oxitocina sintética. Me había preparado mucho, había leído todo lo que pude, había redactado mi plan de parto, (en el que aclaraba todos estos puntos, expresaba mis deseos, pedía pelota de pilates para la dilatación, espejo para el expulsivo..) Y aunque al principio hubo un poco de “peros” en el hospital, finalmente todos mis deseos fueron respetados y pude vivir la experiencia más fuerte de mi vida: sentir cómo mi hijo salía de mis entrañas, en un proceso en el que él y yo nos dejamos llevar, sintiéndonos en todo momento.
Nada más salir al mundo me lo pusieron en mi pecho, y allí se quedó durante varias horas. Cortaron el cordón que nos unía sólo cuando dejó de latir, y yo le abracé con calma y le observé mientras él solito hizo la trepada al pecho, increíble observar la sabiduría de la naturaleza..
Nos quedamos los tres solos allí mismo para hacer el piel con piel. Tres horas de intimidad en las que la oxitocina se encargaría de hacer las presentaciones, momentos para reconocernos y empezar a enamorarnos.. Minutos de oro, mágicos e irrepetibles para sellar el vínculo afectivo.. en los que pude sentirme enormemente afortunada, ya que no me fueron robados.
A partir de ahí todo ha seguido su proceso natural. Aunque el inicio de la lactancia fue duro, (a pesar de ser el segundo y fue algo que me pilló de sorpresa), juntos hemos superado cualquier obstáculo. Las vacunas se las han puesto en mi pecho, y él ni si quiera ha llorado, (¡maravillosa “teta analgesia“!). Al principio nos preocupaba un poquito el peso, pero a los dos meses lo había doblado!
Es un niño sano y feliz, al que se le escucha llorar muy poquito, y está deseoso por conocer el mundo.
Hace unos días, justo cuando cumplió tres meses, hizo un cambio espectacular. De pronto empezó a fijar mucho más la mirada, a escuchar todo con atención, a dedicarnos sonrisas llenas de amor.. Su cerebro está haciendo algo increíble estos días, y eso se nota, no se puede explicar con palabras..
Hoy tiene tres meses y diecinueve días, y el país en el que vivimos dice que ya es suficiente. Que puede separase de mi, que lo normal es que yo vuelva a trabajar, que hoy se da por finalizada la “estupenda” baja maternal que he tenido la “suerte” de disfrutar. No importan las recomendaciones de la OMS que hablan de seis meses de lactancia materna exclusiva, y mantenerla hasta los dos años combinada con alimentación complementaria. Se obvia el periodo de extereogestación, (los “segundos nueve meses“), de los que ya hablaba en este artículo y que vuelvo a recordar:
En palabras de Nils Bergman, una de las figuras más importantes en el campo de la neonatología, el ser humano tiene 1000 días únicos e irrecuperables para formar su estructura cerebral, crear sus neuronas y sus sinapsis (hasta 1 millón por minuto durante el primer año de vida), y este periodo comprende el embarazo y los primeros dos años.
Y durante este maravillo tiempo sólo hay una cosa capaz de sacar el máximo partido a su desarrollo: el olor, el contacto, la mirada y la voz del ser que lo ha gestado en su interior. Por ello el bebé, una vez que nace, reclama su “nuevo habitat”, que debe ser el regazo de su madre: es donde necesita estar para seguir madurando hasta poder regularse solo, relacionarse solo, alimentarse solo, desplazarse solo…
Ni siquiera el bebé es consciente de que somos seres distintos.
Es horrible que el estado no se de cuenta de esto, (o más bien no quiera hacerlo), de que no se respeten las necesidades de quienes llegan a este mundo y serán los adultos del futuro. De que si se respetaran habría mucho menos coste social, niños más sanos, tanto física como emocionalmente, sociedad más pacífica y concienciada.. (Por favor, no dejes de leer el excelente artículo de Isabel Fernández del Castillo que comparto al final de este post).
No tendría que haber más mujeres con el corazón hecho pedazos como lo tengo yo hoy.
Mi pequeño aún me necesita. No tiene ni cuatro meses cumplidos. Necesita que le alimente, necesita mis brazos, mis miradas, mis palabras, el calor de mi regazo, necesita sentirme cerca para sentirse seguro, para conciliar el sueño..
“Afortunadamente”, me encuentro en una etapa de mi vida en la que estoy haciendo un giro profesional importante que me permite trabajar en casa, pero no es un cambio nada fácil. El camino está lleno de miedos e inseguridades, y esto tiene la parte mala de vivir estas semanas en un eterno conflicto. No poder disfrutar de mi hijo al 100% por querer robar horas al día para sentarme al ordenador a trabajar, no disfrutar de todas esas miradas de amor que me dedica, de satisfacer todas sus necesidades con calma, de darme cuenta que él sólo quiere un poquito de mi atención para ser feliz, nada más..
Es tremendamente injusto lo poco que se valora la crianza. Es una angustia lo que tienen que vivir muchas mujeres cada día. Estos meses son irrepetibles. ¿Qué suponen al fin y al cabo en el conjunto de una vida?
Es horrible tener que separarse y no hacer caso a lo que la naturaleza ha previsto.
PD: Si te ha gustado este post, te recomiendo estas lecturas:
- 3 meses y 20 días.
- ¿Por qué la maternidad revoluciona nuestras entrañas?
- Mother, el precioso corto que muestra que una madre sola no puede con todo
- De permisos de maternidad e índices de criminalidad
Un abrazo,
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