Queridos amigos,
Hoy en el blog comparto un testimonio de una de mis alumnas del programa de formación de seis meses, que vive a caballo entre España y México y que tuvo la oportunidad de llevar a sus dos hijos a una escuela Montessori en Cancún.
Muchas veces me preguntáis cómo es una jornada en una escuela Montessori y de este modo vais a poder conocer su propia vivencia, del mismo modo que los beneficios que trae esta pedagogía a niñas y niños y que hoy más que nunca avala la ciencia y más en concreto la neurociencia.
Mis hijos estuvieron en una escuela infantil, 3-6 años, o Casa de Niños Montessori. Semilla Creativa, en Cancún, México.
Es un espacio hermoso integrado en la naturaleza local y acompañado por unas bellísimas personas totalmente dedicadas y que entienden a la infancia. Desde que se entra se respira paz y armonía. Mis hijos han sido acompañados desde el amor y el respeto, con normas firmes y claras. Al ser escuchados en todo momento ellos se sintieron desde el principio con la confianza de pedir lo que necesitaban, pero no sólo ellos sino también las familias. Las acompañantes siempre estuvieron receptivas a nuestras inquietudes y sugerencias.
Los niños aprendían al compartir sus propias experiencias en el círculo de bienvenida o circle time. Después tenían 2 horas de ciclo de trabajo durante las que iban eligiendo el material con el que querían trabajar. Muchas veces simplemente observaban las demostraciones de materiales de compañeros que iban más adelantados que ellos en algún área. Otras veces los mismos compañeros les ayudaban con algún material cuando no sabían cómo continuar o trabajan juntos. No sólo al trabajar sino también al jugar en el recreo se apoyaban si alguien lo necesitaba.

Cuando surgía algún conflicto las guías los observaban para darles oportunidad de resolver lo que sucedía o intervenían para ayudarles a empatizar entre ellos y aprendieran a respetar las diferencias en los otros y aprender de éstas de una forma tan natural que simplemente lo integraban sin darse cuenta. Siempre con calma y respeto, dándoles a todas las partes la posibilidad de expresar cómo se sentían y lo que querían.

Algo que me gusta mucho de Montessori y que no hay en la mayoría de otras pedagogías y creo que es de suma importancia es el área de “vida práctica”. Aquí los niños pequeños pueden practicar tareas de la vida diaria que normalmente los adultos no permitimos hacer a los niños pequeños porque se cree que no pueden o no sabrán cómo hacerlo. Tareas como hacer trasvases, limpiar mesas, sillas, lavar sus platos después de comer, barrer, fregar, lavar sus servilletas de tela, etc… los ayuda no sólo a desarrollar la motricidad fina, sino también su autoestima al darse cuenta que ellos pueden y también les normaliza el colaborar en su hogar. Ahí hay una tarea para nosotros como padres en casa, que es acompañar esta labor en su desarrollo.

Después del recreo hacían diferentes actividades aprovechando celebraciones del calendario, viajes de compañeros, nacimientos de hermanitos, etc. para abordar diferentes materias de forma holística. Cualquier oportunidad era buena para recordar y conectar conocimientos anteriores.

Hacían muchas manualidades para integrar los conocimientos recibidos y cada tanto hacían exposiciones que preparaban ellos mismos donde invitaban a las familias para contarnos lo que habían hecho, cómo y porqué. Todos, hasta los más pequeños participaban y sabían lo que ocurría. Mucho arte, mucho diálogo, convivencia y amor.
Gracias a estas actividades las familias nos conocimos y también convivimos fuera del colegio creando tribu, una red de apoyo que tanta falta hace en estos días y más con hijos pequeños. Grandes amigos para nuestros hijos y también como madres y padres.

Mi hijo mayor es de altas capacidades y ahí pudo volar y correr lo que quiso en matemáticas, dibujo, lengua y explotar su creatividad. Mi hijo menor entró con 3 años y prácticamente no hablaba. En un año aumentó su vocabulario y dicción radicalmente.
En la pedagogía Montessori no importa si alguien tiene alguna discapacidad, es extranjero, de alguna religión o raza en particular. Todos son tratados como iguales, seres humanos valiosos y así crecen nuestros niños y desarrollan su potencial con la certeza de que pueden aunque no salga a la primera o cueste trabajo.
La tranquilidad de saber que mis hijos están bien cuidados y acompañados con amor y respeto no tiene precio y verlos ir felices a la escuela y enojarse cuando no podían ir por estar enfermos es algo que todas las familias deberían de poder disfrutar.
Estoy infinitamente agradecida con todo el equipo de acompañantes de Semilla Creativa.
Roxana Santisteban

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Maravillosa explicación de la pedagogía Montessori. Desafortunadamente en algunos casos el personal no está bien capacitado y falla al llevarla a la práctica.