Muy buenas a todos, amigos:
Acabamos de empezar el mes de septiembre y esta es una semana en la que educadores y maestros están ya en sus aulas preparando el inicio de curso. Normalmente hay unos días de trabajo previo en los que los niños aún no se han incorporado, y son enormemente valiosos porque es el momento de organizar todo.
La profesión de maestro es muy vocacional y, para mí, es de las más admirables, ya que están educando y acompañando a los futuros adultos de la sociedad. Creo que debería estar muchísimo más valorada, tomando quizá el modelo de los países del norte de Europa en los que tienen clarísimo que hay que invertir en Educación porque es el futuro del país.
Sería bonito volver a las antiguas tradiciones de los pueblos, en los que el maestro era uno de los vecinos más respetados, o incluso como me comentaba una alumna que empezó ejerciendo en un pueblo de Andalucía, cuando las maestras se dirigían al colegio y bajaban por la calle principal, la gente salía a los balcones a aplaudirlas y honrar su labor. Guau! Me parece un gesto realmente bonito..
Cada niño debería tener en sus vidas un adulto que se preocupe por ellos. Y no siempre es un padre biológico o un miembro de la familia. Puede ser un amigo o un vecino. A menudo es un maestro (Joe Manchen)
¿Cómo empezar un curso en la escuela desde un enfoque Montessori?
Muchas maestras me escriben porque sienten que Montessori conecta con su filosofía de educación, les gustaría llevar a cabo su metodología, pero no saben por dónde empezar o se sienten perdidas y sin apoyos. Y la verdad es que esto es bastante común, porque nunca tenemos unas condiciones ideales: unos compañeros que quieran trabajar en esta línea, un equipo directivo que apoye el proyecto, familias receptivas con ganas de aportar…
Pero estoy convenida de que querer es poder, y aunque encontremos miles de dificultades y sólo podamos empezar con la filosofía, esto es un cambio a largo plazo y poquito a poquito se anda el camino. Lo que suele pasar es que, cuando el resto de compañeros ven el cambio en alumnado, aula y los resultados, empiezan a interesarse y a querer aprender.
Eso es justamente lo que nos contaba Josu de Andrés, maestro y Guía Montessori que trabaja en un colegio público de Madrid y participó como ponente en la segunda edición del Congreso Internacional Montessori. Después de trabajar durante unos años en un colegio Montessori (City Country School), quiso volver a la escuela pública para poder hacer llegar el método y que se beneficiasen el máximo número de niños y niñas. Al principio, quiso “convencer” a sus compañeros, contándoles las maravillas que había vivido y cómo era posible el cambio, pero algunas veces encontraba reticencias y pocos apoyos, ya que, seamos sinceros, cambiar la metodología supone bastante más trabajo (sin contar las inseguridades).Finalmente, tomó la decisión de en lugar de tratar de “evangelizar“, iba a hacer lo que le dejaran hacer en su aula, y poco a poco se vería lo que sucedía..
Llegó a pasar que, en una ocasión, una compañera entró a su aula para pedir una cosa y al ver tanto silencio pensó que los niños estaban castigados, pero no era así. ¡Estaban completamente concentrados en su trabajo con materiales Montessori!
Aplicar Montessori en la escuela pública o tradicional
Hemos de tener en cuenta que para implantar la pedagogía Montessori debemos centrar nuestro trabajo en la famosa triada del éxito. En ella observamos tres pilares clave: nuestra mirada al niño, el ambiente preparado, y nuestra propia transformación como adultos. Esto procede de las investigaciones que hizo la propia Maria Montessori sobre los trabajos de dos médicos franceses y un pedagogo suizo.
No olvidemos que hablamos de Montessori como el método de la pedagogía científica y está basado en más de cuarenta años de observación, por lo que una de nuestras primeras tareas será la de estar dispuestos a aprender a observar a la infancia desde una mirada Montessoriana. Este trabajo nos va a dar muchísima información sobre cómo es cada niño, en qué momento de desarrollo se encuentra, cuáles son sus retos o dificultades y cómo podemos ayudarle de la mejor manera. En este artículo hablamos de ello.
“Con la observación somos guías Montessori. Sin la observación somos maestras convencionales con manipulativos realmente chulos”. Ginni Sackett
Después, debemos continuar trabajando para ser capaces de crear este ambiente preparado en el que todo está al alcance de los niños. En un ambiente Montessori, los materiales están ordenados por áreas de aprendizaje y por orden creciente de dificultad. También hay materiales didácticos cuidadosamente seleccionados para que cada criatura pueda disfrutar de construir su propio aprendizaje.
Respecto a este punto, una imagen vale más que mil palabras, por lo que comparto aquí un vídeo de cómo es un ambiente preparado en un aula de una escuela 100% Montessori, (en concreto es en la que impartimos nuestros cursos presenciales de Madrid). En el salón del vídeo conviven y se forman niños y niñas de entre 3 y 6 años. Recuerda que en Montessori no se segrega a los peques por año de nacimiento, generalmente se agrupa todo el segundo ciclo de infantil.
El último punto de la triada es siempre el mayor reto. Implica un profundo trabajo sobre nosotros mismos, ya que somos el ambiente psíquico del aula. No es nada fácil “desaprender” patrones aprendidos, formas de hacer que quizá antes no nos habíamos cuestionado porque “se ha hecho toda la vida así“. Tampoco es sencillo permanecer tranquilos mientras vemos a cada peque caminando por el aula haciendo cosas diferentes en lugar de tener a todos sentados haciendo una actividad o propuesta más dirigida.
Si queremos lograr esta autonomía tan característica en los niños Montessori, una de las cosas más difíciles es aprender a morderse la lengua. Debemos tratar de no intervenir o rescatar continuamente, una reacción que nos sale sola por nuestras ganas de ayudar. En este sentido, es muy interesante tener en mente el decálogo Montessori, o incluso imprimirlo en A3 y tenerlo presente en el aula.
Paso a paso: respeta el ritmo para aplicar Montessori en tu aula
Como vemos, son varios puntos a tener en cuenta. Sin embargo, si trabajamos estos tres pilares y avanzamos en cada uno de ellos, poco a poco crearemos un camino maravilloso. Está claro que no será cosa de un trimestre ni mucho menos. Como te dije antes, se trata de un proyecto a largo plazo.
Al principio, partiremos de un enfoque tradicional y no tendremos materiales Montessori, pero sí empezaremos a trabajar la filosofía y los ejercicios preliminares (en este artículo puedes leer sobre ellos). También podremos enseñarles cómo moverse en el ambiente con propuestas como caminar sobre la elipse. Posteriormente empezaremos a introducir las alfombras, (en este vídeo se puede ver cómo se presentan), Por último, con el tiempo y los avances observados, iremos introduciendo materiales.
Al principio necesitaremos hacer presentaciones en gran grupo. A medida que los niños vayan adquiriendo autonomía y asimilando los ciclos de trabajo y concentración, llegaremos a sacar momentos para hacer presentaciones individuales. Para esto recuerda la importancia de la observación: cada niño tendrá un ritmo y unos intereses diferentes, tenlos en cuenta.
Aquí te comparto un artículo que escribió Patricia Marqués, maestra de infantil en un colegio público de Madrid. Todo el personal se ha estado formando conmigo de forma presencial y además ella es alumna del Diplomado universitario, ¡mira los resultados!
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Espero que te animes a comenzar esta hermosa transformación. Si quieres que te acompañemos puedes venirte al curso Montessoriza tu aula que comenzamos hoy mismo, te esperamos!
¿Qué te parece esta reflexión sobre incorporar el legado de Maria Montessori a tu aula? Siempre me ha fascinado cómo consiguió anticiparse a la neurociencia por varias décadas y como sus observaciones eran realmente precisas y daban sus frutos.
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