Muy buenas queridos amigos:
Hoy compartimos un artículo de Vanesa García Pérez, maestra de infantil y alumna de Tu Guía Montessori. Lleva unos años inmersa en el proceso de transformación en su aula y recientemente me ha enviado estas palabras tan bonitas que le pedí permiso para compartir.
Antes de nada, quiero compartir el vídeo de la ponencia que ofreció en la IV Edición del Congreso Internacional Montessori junto a su compañera Begoña Santana:
¿Cómo aprenden los niños/as a leer? ¿Cuál es el mejor método? ¿Cómo ayudarles en
el proceso de lectoescritura? ¿Cuál es el mejor momento para comenzar? Miles de preguntas
se nos pasan por la cabeza, tanto a docentes como a padres y madres cuando los peques se
van haciendo mayores y llega el momento en el que, por ley o por edad, ya deberían de leer o
escribir correctamente. Ahora bien, algo tan importante, para que sea significativo,
solamente tiene una respuesta: atender a sus intereses y que sea de un modo natural.
¿Cómo afrontar el inicio de la lectoescritura?
Como maestra o, mejor dicho, guía, muchas veces me han surgido dudas con respecto
a este proceso. Hay muchos métodos que usamos en los colegios y muchas
opciones distintas para enseñar a los peques, pero ¿realmente estamos respetando sus
ritmos e intereses individuales o invitamos a todos a hacer lo mismo de la misma manera? Si
nos quedamos en la última parte de la pregunta, algo no está funcionando bien.
No digo que los métodos tradicionales no ayuden, pueden servir para algunos, pero
no para todos. Lo importante es despertar en los peques la curiosidad, desde algo tan sencillo
como la lectura de cuentos, como la motivación que les produce entender que las palabras
están formadas por letras, sílabas y que podemos jugar y crear con ellas como con cualquier
otra cosa. De este modo, comprenderán que la lectoescritura puede ser también divertida. Es así como he descubierto este curso escolar el modo en el que mis alumnos se sienten más motivados y que esa motivación es intrínseca, quieren y desean aprender, sienten gusto por hacerlo.
¿Qué fórmula utilizamos en el cole con nuestros niños y niñas?
Sí, nosotros tenemos un método de lectoescritura en el cole, pero combinado con los
juegos y la pedagogía Montessori, el concepto de leer y escribir ha adquirido una dimensión
nueva. Los niños y niñas trabajan con la caja de sonidos, repasan las letras de lija y las escriben en la bandeja de trazado y en las pizarras, juegan con las letras del alfabeto móvil y buscan en el
ambiente, en su propia realidad, palabras que dan sentido a su propio aprendizaje. Y… ¿Por qué sé que Montessori da a cada uno la posibilidad de que aprenda según su propio desarrollo evolutivo? Porque no todos hacen todo a la vez, ni llegan al mismo tiempo a la comprensión de ciertos conceptos, sino que cada uno lleva su ritmo. Es algo que he observado durante este curso y que me sorprende cada día. “Sigue al niño”, decía Maria Montessori. Eso estoy haciendo y los resultados me dejan maravillada.
Después de manipular distintos materiales, la otra tarde pasó algo que quiero
compartir, porque es desde aquí desde donde creo que realmente se atiende a cada alumno
y se despierta la curiosidad y el interés. Estábamos en el aula con los materiales y observé a
un alumno que estaba sentado en una mesa mirando a los compañeros. Me acerqué y le
pregunté:
¿Estás observando? – Sí, fue su respuesta.
¿Quieres que trabajemos juntos con algún material? Es un niño muy motivado con el proceso lectoescritor y se me ocurrió hacerle la siguiente propuesta:
¿Te apetece que escribamos palabras? – Sí, respondió. – ¡Perfecto!, entonces ve a por el alfabeto móvil.
Se levantó y fue entusiasmado a por él. Nos sentamos juntos y le pregunté de nuevo.
¿Qué palabra quieres escribir?
En ese momento comenzó la “magia”. Porque así, desde sus motivaciones e intereses, fuimos construyendo varias palabras, pensando en los sonidos y buscando cada letra del alfabeto móvil. Sus ojos se abrían y su cara se iluminaba cuando descubría y daba sentido a lo que hacía.
Poco después teníamos alrededor a otros tres alumnos entusiasmados y queriendo hacer lo mismo. Entre ellos colaboraban y se ayudaban para alcanzar su propósito y ellos mismos dirigían la actividad.
¿Puede haber algo más bonito y más significativo? Todos sonreían y se felicitaban al alcanzar los logros que ellos mismos se proponían y en los días posteriores se ha repetido el proceso.
¿Por qué quiero contar esto? Porque ellos se han convertido en los protagonistas, no
yo. Ahora cooperan juntos y van más allá del método tradicional. Si nos quedamos ahí,
seguiríamos con las vocales y la letra p y ya están construyendo palabras con todas las letras
del abecedario y, además, disfrutan haciéndolo. Lógicamente, todos no están en el mismo
momento, pero cada uno va avanzando de acuerdo a esas necesidades, intereses y periodos
sensibles de los que nos hablaba Maria Montessori.
Quiero pensar que este es el camino. Ahora todo tiene más sentido, para ellos y
para mí, siguiéndoles y acompañándolos para que desarrollen al máximo ese potencial que
llevan dentro, que es infinito.
Muchísimas gracias, Vanesa, por este testimonio, por enseñarnos tanto y por tu maravillosa vocación y compromiso hacia la infancia.
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