Una de las cosas que más me gustan de ser emprendedora en la red es la absoluta LIBERTAD de la que disfruto en mi vida.
- Libertad de horarios: organizo mi jornada de trabajo según me convenga y disfruto de una CONCILIACIÓN REAL con mi familia. Normalmente trabajo unas cinco horas por la mañana mientras ellos están en el colegio, desde las 9:30 que llego de dejarles hasta aproximadamente las 15:00 que vuelvo a salir, con una parada para comer y desconectar, por su puesto. Si tengo que hacer alguna gestión no he de pedir permiso a nadie, y si quiero ir de compras o ir a dejar la carta a los Reyes Magos sin sufrir colas y atascos pues “me doy la mañana libre”. Paso la tarde con mis hijos y después algunos días tengo clase en vivo por las noches a las 22, cuando ellos ya están en la cama. Las hago en formato MASTERMIND para buscar la máxima eficacia, ya que valoro enormemente el tiempo de mis alumnas que también son mamás. Y ahora que es verano y estoy con los peques en casa pues a veces quieren estar conmigo mientras trabajo un ratito, aquí podéis ver la cabecita de mi peque que quiso estar a mi lado mientras daba una clase en vivo para mi curso #Montessorizatuvida.
- Libertad de movimiento: cuando trabajas online puedes hacerlo desde cualquier parte del mundo, tan solo necesitas un dispositivo con conexión a la red. ¡Y esto te aseguro que te da la vida! Fue una de las cosas que más me alegré cuando tomamos la decisión de expatriarnos a México toda la familia. Nos íbamos a 9000 km de nuestro hogar por una oportunidad laboral de mi marido, vivir en otro país era algo que queríamos ofrecer a nuestros hijos, y cuando la propuesta llegó a nuestras vidas yo no tenía un compromiso que me atase y me generase dudas, así que sentí una inmensa GRATITUD, hicimos las maletas y cruzamos el charco, ¡eso sí que es movilidad geográfica! Tus clientes no tienen ni porqué enterarse de si estás trabajando en casa en pijama, en la playa o en Bali, algunos de los míos sólo se han enterado de mi cambio de residencia al ver el país desde el que se emitían las facturas o al darse cuenta de que dejaba de cobrarles IVA a los servicios prestados de forma internacional.
Aquí estoy en México en la cumbre de la Pirámide del Sol de (Teotihuacan)
- Libertad financiera: es algo que todo ser humano se merece y muchas veces un “temazo” para las mujeres, que solemos tener una relación chunga con el dinero. No conozco a ninguna madre que sea una vaga se se tire a la bartola a no hacer nada, de hecho recuerdo que cuando nació mi hija mayor los primeros meses fueron realmente duros y yo decía que cuando iba a la oficina “descansaba” jeje, estar en casa era agotador. Sin embargo, en nuestra sociedad tenemos muy normalizado que cuando nos convertimos en familia es la mujer la que deja un poco de lado su carrera profesional, ya sea pidiendo una excedencia, reduciéndose la jornada o con la solución que mejor encuentre. Normalmente es algo que hacemos porque queremos, nuestro instinto nos pide cuidar de nuestras crías, estar junto a ellas en los primeros años de vida, que es donde se sientan las bases del ser humano, pero esto es un arma de doble filo. Los hijos crecen y vuelan, y puede que pasen los años y nos demos cuenta de que de pronto tenemos un vacío importante en nuestro CV, dependemos económicamente de otra persona (lo cual no suele ser plato de buen gusto para nadie porque además enturbia las relaciones), y nos sentimos un poco atrapadas. Una vez una excepcional entrevista a Eva Levy, gran directiva y luchadora de la promoción laboral de las mujeres, y puedo asegurar que “me tocó la fibra. “Solo un 45% de las mujeres que trabajan tendrán una pensión completa, frente al 80% de los hombres”, ¿no te parece realmente injusto? (En este post te cuento más).
Somos nosotras quienes hacemos una de las labores más importantes de la vida, que es criar a otro ser humano, y muchas veces los pilares sobre los que se sustenta la familia. Así que quiérete a tí misma igual que quieres a tus hijos y asegúrate también un buen futuro y una vida de abundancia que no dependa de nadie. Trabajar en lo que te apasiona y en lo que puedes entregar tu mayor talento al mundo es posible, solo necesitas un cambio de mentalidad, esfuerzo, ganas y alguien que te acompañe y te guíe en este maravilloso camino. ¡Lucha por hacer tus sueños realidad!
En mi caso, estudié una ingeniería y un MBA y durante casi quince años trabajé como tal en grandes multinacionales como Peugeot-Cintroën o AIRBUS, (puedes ver mi CV en Linkedin y de paso nos conectamos en esa red). He tenido trabajos bonitos y menos bonitos, (mi primer trabajo fue para un proyecto de un cohete de la agencia espacial europea), con más o menos retos, (con veinticuatro añitos entré a trabajar como jefa de línea en la fábrica de Peugeot de Madrid con casi cuarenta operarios a mi cargo, rodeada de hombres y en un ambiente en el que tenías que demostrar cada día que no te habías acostado con ningún jefe para conseguir ese puesto).
En la última empresa en la que trabajé estuve ocho años. Era responsable de mejora continua y reportaba directamente al Comité de Dirección. Tenía un puesto de responsabilidad, con un buen salario y también un buen horario, me relacionaba con muchas personas y trababa de que sacaran lo mejor de sí mismos. Pero la crisis empezaba a hacer mella y comenzaba a faltar coherencia: es muy difícil motivar a la gente para que cambie su forma de hacer las cosas a mejor cuando están despidiendo en masa. Sentía una profunda crisis de valores, y por otro lado también intuía que yo podía hacer algo mejor en la vida, algo más bonito, dejar un legado aunque fuera pequeñito, ayudar a otras personas..
Yo siempre había tenido claro que no quería jubilarme trabajando para otros, y por eso estudié un MBA al poco de terminar la carrera, pero en ese tipo de Másters no te enseñan cómo crear tu propio proyecto emprendedor, si no más bien cómo gestionar una gran empresa ya montada, jeje. Así que estaba muy perdida porque no encontraba esa gran idea con la que triunfar ni la bendita gallina de los huevos de oro.
La maternidad había puesto mi vida patas arriba, y tenía aún más claro que quería ser dueña de mi tiempo y disfrutar de ver crecer a mis hijos, porque por mucho dinero que ganes un salario no te paga los momentos que te pierdes: los primeros pasos, sus primeras palabras.. Así que lo que un día comenzó como una pasión y un aprendizaje se terminó convirtiendo en mi proyecto hecho realidad, el proyecto que llevo a través de esta web y que además ahora complemento con un programa de formación internacional a través de la marca Nimbé Aprendizaje.
Aquí te comparto la entrevista que me hizo recientemente Laura Mascaró en el que te cuento mi experiencia como madre emprendedora, si tú también sientes mariposas en el estómago al pensar en esta idea te invito a que contactes conmigo aquí y reserves una sesión de descubrimiento conmigo de forma completamente gratuita y sin compromiso para ver si te puedo ayudar. Y si quieres unirte a mi equipo internacional de instructoras Nimbé Aprendizaje contacta con nosotras lo antes posible para agendar la entrevista (nimbeaprendizaje@gmail.com).
Un abrazo enorme y deseo de corazón que puedas hacer realidad tus sueños.
¡Te espero al otro lado del miedo! 😉
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