Estamos a principios de año y es una buena época para hacer balance y revisar objetivos, así como pensar en los nuevos propósitos, y en este artículo te voy a desvelar un descubrimiento fascinante para poder hacer realidad tus sueños. ¿Me acompañas?
No es una tarea fácil. Ya sabes que a primeros de año abundan los buenos propósitos como comer más sano, dejar de fumar, hacer más deporte, aprender inglés.. ¿te suena? Pero la verdad es que el 25% de las personas suelen abandonarlos la primera semana y el 50% no llega a seis meses.. Esto lo saben muy bien los gimnasios y es cuando lanzan sus paquetes de suscripciones anuales. A todos nos ha pasado caer en este tipo de promesas seductoras que harán cambiar nuestro cuerpo o nuestra mente, pero para lograr un verdadero cambio éste tiene que venir motivado desde nuestro interior..
Quiero comenzar este post contándote una anécdota que supuso un antes y un después en mi vida: una vez asistí a una conferencia de una coach a la que admiro y tengo mucho cariño por su gran generosidad, y nada más comenzar nos hizo a todos esta pregunta que te adelanto es un poco impactante pero si haces el ejercicio es muy efectivo.
“Imagina el día de tu funeral.. ¿A quién ves? ¿Quién te gustaría que estuviera? ¿Por qué cosas te gustaría que te recordaran las personas importantes para tí como por ejemplo tus hijos? ¿Cuál es el legado que les quieres dejar?
Yo me quedé muy sorprendida, pero desde ese día es la pregunta que rige las decisiones importantes de mi vida. Me gustaría tener una gran familia, y no me refiero sólo a la que te corresponde por sangre, sino a la que eliges y te elige, que son los amigos, aquellas personas que forman parte de tu vida y que sabes que puedes contar con ellas y para las que tú también estás para cuando lo necesiten, esas son las personas que me gustaría que estuviesen allí.. Además, deseo que mi compañero de vida sea alguien que quiera envejecer conmigo, que me valore y me haga reír, y que si me tiene que borrar algo de la cara sea el pintalabios y no el rímel.. 😉 Quiero que mis hijos me recuerden como una madre presente, no la que llega tarde de la oficina y siempre está ocupada o cansada, sino la que ha estado ahí en los momentos importantes y enseñándoles a saborear la vida. Y por último confío en aportar mi granito de arena para un mundo mejor, y aunque suene utópico creo que se puede hacer, ¡me encanta esta cita de Eduardo Galeano!
Este año que acaba de cerrarse he podido hacer realidad dos objetivos vitales que veía inalcanzables. Creo firmemente que la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es la educación, mucho más allá que dinero, casas o cosas materiales como suele suceder.. ¿Tú cómo lo ves? Pues en los último meses he dado un gran salto que tiene que ver directamente con esta idea: nos hemos mudado a otro país toda la familia, una experiencia que mi pareja y yo deseábamos poder realizar alguna vez con nuestros hijos, y gracias a esta decisión que no ha sido nada fácil he logrado uno de mis sueños: matricular a mi hija mayor en una Escuela Montessori, porque creo que hoy más que nunca necesitamos un cambio en el sistema educativo que prepare realmente a nuestros hijos para el mañana y cada día está más demostrado que el sistema tradicional con el que crecimos los de nuestra generación no funciona. Había dos opciones: quedarse en la zona de confort quejándose y lamentándose, y la segunda era arriesgarse y salir de Matrix. Estar los cuatro solos a 9000 kilómetros de nuestro hogar no es fácil, pero desde luego es todo un aprendizaje que nos está uniendo como familia. Y además puede que esta oportunidad se te presente sólo una vez en la vida, ¿tú qué elegirías?
¿Por qué es importante reflexionar sobre tus objetivos vitales?
Hace unos días asistí a un seminario que en el que el ponente comentó unos datos muy sorprendentes sobre el tema de objetivos:
- el 80 % de las personas no piensan en objetivos en su vida, se van dejando llevar
- sólo el 16% de las personas reflexionan en ello alguna vez
- apenas el 3% los escribe
- únicamente el 1% los revisa
Podrás imaginarte que este último porcentaje es el que engloba las personas que realmente tienen resultados, esas que admiras y que siempre piensas cómo les da tiempo a hacer todo lo que hacen y además tienen éxito.
¿Te animas a escribirlos?
Para convencerte de la importancia de ponerlos por escrito te hablaré de un estudio que se hizo en la Universidad de Harvard del que quizá hayas leído algo alguna vez, en el que se pidió a un grupo de alumnos de la promoción de 1953 que escribiera sus metas y se les hizo un seguimiento durante los treinta años siguientes. Al hacer la revisión de resultados en 1983 comprobaron que ese 3% de alumnos que habían puesto sus objetivos por escrito habían alcanzado mucho más éxito en sus carreras profesionales e incuso ganaban un 10% más que el resto de sus compañeros. Alucinante, ¿verdad?
Bueno, pues este estudio nunca se hizo e incluso fue desmentido por la propia universidad, así que si alguna vez te lo vuelven a contar ya sabes lo que decir, pero años más tarde Gail Matthews, profesora de la Dominican University de California si hizo su propio estudio con 267 personas y concluyó que el simple hecho de poner tus objetivos por escrito aumenta en un 42% tus probabilidades de alcanzaros. ¿A que ahora te apetece mucho más ponerte a escribir? 🙂
¿Cuáles crees que son las características de las personas que logran sus objetivos?
“Hace más el que quiere que el que puede”. Fíjate en esta clase de personas que admiras y observa estas cualidades:
- creen que pueden lograrlo. Si algo les falla no lo ven como un desastre sino como un aprendizaje.
- dejan atrás su pasado y no andan lamentándose, sino haciendo crítica constructiva.
- establecen objetivos concretos, específicos y medibles, (objetivos SMART)
- tienen muy clara su motivación, por qué van a hacer lo que van a hacer y se alejan de la gente tóxica.
- saben lo importante que es dar el primer paso. Todos tenemos excusas factibles y creíbles en nuestro cerebro para no enfrentarnos a lo nuevo, a salir de la zona de confort.
Una herramienta para enfocarte
Bueno, pues para ayudarte a poner el foco y centrarte en lo que realmente te importa te aconsejo que además de escribir tu lista de objetivos elijas uno de ellos como el más importante, el objetivo dominó, que una vez que se logra arrastra a todos los demás. Toma un temporizador, cierra los ojos y deja llevar tu imaginación pensando en cómo te sentirías si lo logras, experimenta todas esas sensaciones, deja que tu piel se erice y se te dibuje una sonrisa en la boca.. no te imaginas lo potente que puede ser este ejercicio. Ten siempre presente esta meta en tu día a día.
Cuando tengas hecha tu lista es hora de priorizar, y para ello es muy útil la fábula del maestro y el tarro. Puedes leer sobre ella en este post de psicologia-estrategica.com, pero a grandes rasgos la idea es que si tuvieras que llenar un tarro con la máxima cantidad de elementos empezarías primero por las piedras, cuando crees que ya no cabe nada más puedes añadir gravilla, después arena para rellenar los huecos y por último agua.. Pues lo mismo con tus objetivos vitales, trabaja primero en los realmente importantes y después irás complementando..
Cuando tengas muchas tareas por hacer, dibuja una pirámide y divídela en cuatro franjas. A nadie le sobra e tiempo así que piensa muy bien en qué vas a invertirlo:
Alto valor para toda la vida: todo el tiempo que echas te va a valer toda la vida, aprender algo nuevo que añade valor a tu negocio o profesión, enfocarte en pasar tiempo con tus hijos, dedicar tiempo de calidad a tu pareja, mejorar algo que ya tienes..
Alto valor en el ahora: retorno inmediato, como por ejemplo trabajo, apoyo, emprendimiento,
Bajo valor a largo plazo: ir de compras, revisar mail, redes sociales..
Valor 0: no aporta nada: comer comida basura, fumar, cotillear, trasnochar por no moverse a la cama, procastinear..
Espero que todas estas ideas hayan servido para motivarte y que empieces el año regalándote unos minutos a pensar sobre ti y lo que quieres para tu vida. Me despido con esta hermosa cita y te leo en los comentarios!
Un abrazo.