Este año 2020 estamos celebrando el 150 aniversario del nacimiento de Maria Montessori, y son muchos los homenajes y celebraciones especiales que se están organizando en muchos lugares del mundo.

Ya he hablado en otras ocasiones sobre la pedagogía Montessori y el respaldo de la ciencia, es un tema que también tratamos en el Congreso internacional Montessori gracias a la excelente ponencia de Marzo Zagal de Montessori Canela, y que también incluyo en mis cursos largos ya que me gusta que mis alumnas tengan argumentos sólidos para defender la forma en que deciden criar y educar a sus hijos. Con esto no digo que haya que estar justificándose, por su puesto, pero en aquellas situaciones en las que surgen conversaciones interesantes que merecen la pena, es bonito poder disponer de datos y fuentes para contrastar.

Y hoy quería compartir precisamente una publicación que se hizo en 2017 en la revista Nature, en la que sesenta y cinco años después de la muerte de Maria Montessori se analizan los estudios realizados sobre su pedagogía, un gran aporte de Chloë Marshall que me parece que merece la pena divulgar.

 

Después de leer detenidamente el artículo, yo saco dos conclusiones principales:

 

  • La primera, es que para Montessori el objetivo de la educación es permitir el desarrollo integral del niño (intelectual, físico, emocional y social), objetivo muy diferente al de la mayoría de los sistemas educativos actuales, donde el enfoque está en logro en materias académicas como alfabetización y matemáticas, (compenencias que además se miden con exámenes y notas). Por lo tanto es difícil comparar ambas formas de educar, ya que las expectativas en cada caso sin distintas.

 

  • La segunda, que las investigaciones que se han realizado durante estos más de cien años de historia de esta pedagogía adolecen de alunas limitaciones metodológicas: por un lado, hay pocos estudios de diseño longitudinal, (que sería el formato más riguroso), por otro, en las evaluaciones realizadas hay variables mezcladas que podrían dar lugar a conclusiones erróneas. Y, otra cosa en la que tenemos que pensar, es que seguramente los niños que son escolarizados en escuelas Montessori o en una educación no convencional, tienen padres muy sensibilizados en el ámbito educativo, que han investigados sobre diferentes opciones pedagógicas y cuentan con un nivel socio-cultural alto, y esto también influye en las capacidades que desarrollan sus hijos, y mucho.

 

Si alguna vez has tenido oportunidad de visitar una escuela Montessori y ver lo que sucede en el interior de sus aulas te habrá sorprendido la gran autonomía que desarrollan los niños desde edades tempranas, como puede verse en este hermoso vídeo. 

 

Desde luego, invito a leer detenidamente el artículo de Chloë MarshallMontessori education: a review of the evidence base que está maravillosamente documentado y que va desgranando punto por punto su análisis.

 

  • Introdución
  • Elementos clave del método Montessori
  • Materiales de aprendizaje
  • Compromiso autodirigido con los materiales
  • Evaluaciones de la educación Montessori
  • Evaluaciones de elementos clave de la educación Montessori que se comparten con otros métodos educativos.
  • Conclusiones
  • Referencias

 

En primer lugar, comienza hablando de la tan conocida tríada dinámica del niño, el maestro y el entorno, y explica que una de las funciones del maestro es guiar al niño a través de lo que Montessori llamó el ambiente preparado, es decir, un aula y una forma de aprendizaje diseñada para apoyar el desarrollo intelectual, físico, emocional y social del niño a través de la exploración activa, la libre elección y la independencia.

Marshall resalta dos de los aspectos importantes en esta pedagogía: los materiales de aprendizaje y la forma en que el maestro y el diseño del entorno preparado promueven el compromiso autodirigido de los niños con aquellos materiales.

Los niños gozan de libertad de elegir en qué trabajar, dónde, con quién y durante cuánto tiempo, pero por su puesto no de una forma anárquica (libertad y límites son dos caras de una misma moneda: no puede existir una sin la otra). No hay un sistema de recompensas o castigos extrínsecos, se busca la motivación intrínseca y se ensalza la cooperación frente a la competencia: la escuela es como una pequeña comunidad (de este modo se fomenta también el sentido de pertenencia).

Como decía anteriormente, algunas de las cualidades que más suelen llamar la atención de los niños Montessori son el desarrollo de su autonomía así como sus característicos periodos de concentración cuando trabajan con los materiales que la dottoressa diseñó científicamente. Comúnmente estamos acostumbrados a que pareciese que los niños no se entretienen con nada, que toman y juguete y lo sueltan al rato, y así van saltando de actividad en actividad causando un desorden caótico a su alrededor. Sin embargo, en las escuelas Montessori resalta el sentido del orden y la belleza estética, y dentro del ciclo de trabajo el niño sabe que tiene que volver a guardar cada material en su sitio cuando termina de utilizarlo.

 

Los materiales y propuestas de actividades van avanzando a través de cinco áreas de aprendizaje bien definidas: vida práctica, sensorial, matemáticas, lenguaje y cultura o educación cósmica. Maria Montessori decía que las manos son el instrumento de la inteligencia del hombre, por eso hay mucha experimentación sensorial y los materiales explican conceptos de una forma concreta, aislando cada una de las cualidades que se pretende estudiar e incorporando un control del error, para que el niño pueda detectar si lo está trabajando de forma correcta o no, con una mínima intervención del maestro (autoeducación). Y como muestra este vídeo en el que un niño trabaja con el tablero del 100 y advierte un error en la secuencia numérica.

Marshall habla de la importancia del carácter no punitivo en la pedagogía Montessori: una respuesta “incorrecta” merece ayuda, no enojo; las respuestas originales se refuerzan, pero se persiguen otras respuestas; así como del fomento de la motivación intrínseca en el niño.

Tambien explica que la mayoría de las evaluaciones que se han realizado comparando métodos están interesadas en los resultados académicos, siendo pocas las que han investigado sobre otros puntos de interés como el desarrollo de las funciones ejecuticas o la creatividad, (Dreyer & Rigler, 1969, 2015 es uno de ellos). 

La investigación sobre la escritura respalda la opinión de Montessori de que la escritura implica una multitud de habilidades componentes, que incluyen los movimientos de la mano (que se trabajan con los resaques metálicos), la ortografía, el vocabulario y la construcción de oraciones. En el aula Montessori estas habilidades se trabajan de forma independiente antes de unirse e incluso se pueden seguir trabajando de este modo después para lograr el perfeccionamiento. 

Respecto de las habilidades matemáticas, se resalta el hecho de que los materiales del área sensorial preparan la adquisión de estos conocimientos de una forma casi inconsciente y a la vez muy sencilla (como por ejemplo con la actividad de doblar una servilleta e ir observando las distintas formas geométricas).

Finalmente, se habla nuevamente del compromiso de los niños con los materiales de aprendizaje en el aula Montessoride, siendo destacables la atención sostenida y la autorregulación. La compleja construcción cognitiva del ejecutivo incluye estas habilidades, así como la inhibición, memoria de trabajo y planificación, y constituye el conjunto de procesos que nos permiten controlar nuestros pensamientos y acciones para participar en un comportamiento motivado y dirigido a objetivos. Así pues, se destaca el desarrollo de las funciones ejecutivas, que están íntimamente relacionadas con el éxito académico y son base de la mayoría de planes de estudios. 

 Podría seguir contándote mucho más, pero te invito a que leas el artículo completo porque de verdad merece la pena, y con este vídeo que resumen algunas de las diferencias más importantes entre la pedagogía Montessori y la educación tradicional desde el punto de vista de mantener viva esa llama en nuestros niños, esas ganas de aprender del mundo que les rodea, y recordando que Maria Montessori fue una gran científica que desarrolló todo su método en base a la experimentación y la observación, (aunque a ella no le gustaba precisamente la palabra método), Por ello, hemos de entender que su pedagogía habría seguido evolucionando con los nuevos conocimientos que tenemos hoy en día (especialmente los de neurociencia), por lo que aunque hemos de conocer muy bien sus bases y sus porqués, en nuestras manos está la tarea de utilizar el pensamiento crítico para seguir planteándonos cada actividad que repercuta directa o indirectamente sobre la infancia, así de difundir su legado para que pueda llegar al máximo número de niños y niñas del mundo. Es nuestra responsabilidad.

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